Poesía

Poemas

Martín Mérida

Rojos cocodrilos

I
Me cansan las fauces cerradas de cocodrilos
con su repetido rojo de brotar en guerra
(El rojo es causante del amor pero también de terremotos
Y quizás Heráclito de Éfeso no lo pensó primero)
como mi boca llena de costuras
cuando el mundo oye lleno de sordera

II
Mi madre me habla de toros
Y sin saberlo de cocodrilos
con su repetido rojo de brotar en guerra
(Con mis lecturas y todo
poco sé sobre rojo
pero me atrae en camisas
Y en ocasiones especiales en mis pantalones
¿Alguna vez fui cocodrilo?)

III
A veces abren sus fauces los cocodrilos
Y allá vamos a sus panzas
con todo y lo que no sabemos

 

Los patos *

Ajenos al mundo de lo fatuo
pagan el pato los patos en las injurias
Los patos que adolecen cuando alguien les falta
Los patos del manejo corporal sin significado para quien humilla
Los patos sin patitos feos aspirando a ser águilas
Los patos que se asombran de los rebotes en el agua
y del hablar de los niños
Patos de tatuajes entre lo blanco
Tatuajes rojos verdes y negros ¿prestos a decir algo?
Patos sin sucios pactos
Y sin víctimas
en el tiempo
y el espacio

* En el patio de la casa de mi madre siempre hay patos. Y puedo jurar que mi madre habla con ellos y yo, siendo niño, solía interpretarlos. Entre ellos hubo un pato amigo. Él ya era viejo cuando yo era niño. El día que pato viejo murió, le lloramos. La casa de mi madre está edificada allá en Motozintla de Mendoza, Chiapas. Y allá todavía hay patos en el patio.

 

En el país Puercoespín

Dedicado a mi ahijado Enrique Pompilio Montesinos

En el país Puercoespín
donde son rojas las casas
se sonrojan las rosas
ante el rastrojo con espinas
rastreando atardecer
de un niño puercoespín

En el país Puercoespín
las espinas son flores
y las flores espinas
de bella alteridad

En el país Puercoespín
se enseña contra-ataque
para vencer tijeras
de lo demencial

Martín Mérida

Nací en Motozintla, Chiapas, México. Llevo 13 años de vivir en Guadalajara. Desde pequeño escribir ha sido movimiento de estar en casa (casa no sólo es punto de llegada). Escribo con todo el cuerpo alumbrándome con las palabras de Jalil Gibran: “Sólo quien ha muerto tiene posibilidad de decir algo en la página en blanco de la vida”. No sé si lo logro, pero lo intento. Los libros que me han brotado: Donde convoca el alma (UNACH, 1996), El milagro de tu voz distinta (ITESO, 1998), La pasión según un hombre cualquiera (Mantis Editores, 2002), El país de la mirada (primera edición UAN y Literalia Editores, 2003), El poeta y el niño de la piedra (novela editada por el CECA, Jalisco, 2005), El país de la mirada (segunda edición Literalia Editores, 2007), El viaje que no elegimos (Literaria Editores, 2009), Los zapatos del niño guerrero (La Zonámbula y Tec de Monterrey, 2011). He sido becario del CONACULTA, Chiapas, y del CECA, Jalisco. Tambien escribo artículos “Desde donde me aprieta el zapato”, que han aparecido en revistas, periódicos y medios electrónicos. Y me desempeño como profesor universitario.
Tomado del  blog  del autor, con permiso, junto con los textos de esta sección.